El Ka
El concepto egipcio del Ka simbolizaba el eterno errar y la fuerza vital, relacionada a las migraciones del paleolítico. Desde entonces, a su vez, la relación cosmológica del hombre con la cueva y el potencial de este espacio para hacer evidente tanto la plasticidad de la tierra en constante transformación como el paso del tiempo geológico, remiten a un espacio mas allá de la cueva misma, un espacio envolvente en donde el hombre entra en relación con fuerzas e ideas sobrecogedoras.
El material que conforma las piezas es primordialmente la tierra: adobe crudo, solidificado (al aire) u horneado (al fuego), o tierras en polvo (diluidas en agua) para dibujar.
A su vez utilizo la figura del cono como síntesis geométrica de la idea de la cueva; ésta figura abre las posibilidades de pensamiento y la traslación a conceptos afines a la misma en niveles no necesariamente evidentes. Asi, un embudo dirige el liquido concentrándolo en un solo punto, como la tierra absorbe el agua que se filtra y la conduce por sus ríos subterráneos, o el infierno de Dante como arquetipo del inframundo occidental presenta una entrada cónica hasta el centro de la tierra, y el concepto de cono de luz de la teoría de la relatividad ubica un punto presente en tiempo y espacio entre dos conos de posibilidad, las del pasado y del futuro.
Por otro lado, la conjunción del cono del jeroglífico que representa el KA (formado por dos brazos levantados) da origen a un símbolo personal que engloba ambos conceptos.